La música ha sido fiel compañera del ser humano a lo largo de su historia, desde la imitación de sonidos onomatopéyicos, pasando por la música grecorromana, clásica, baladas, rock, pop, hip-hop, reguetón y toda esta mixtura de ritmos y sonidos que nos bombardean día a día las compañías discográficas.
Las canciones siempre han jugado un papel importante en la transmisión de la cultura y el aprendizaje. Todos sabemos que los niños aprenden mucho por lo que ven y por lo que escuchan. Por eso, algunos programas de televisión como Discovery Kids, Disney Channel y Cartoon Networds han usado con mucha eficacia la combinación de palabras, música y dibujos animados para lograr el aprendizaje.
Los adolescentes no están excluidos del tema, es común observar un mp3, mp4, Ipod, celulares con mp3 o video dentro de sus pertenencias más valiosas y cotidianas, teniendo acceso a diferentes estilos musicales. Estilos que unen a jóvenes de puntos muy diferentes de la sociedad como vemos en Youtube.com.
En un mundo que tiende a la homogeneidad la música parece ser la última salida donde el adolescente puede mostrar una diferencia. Quizás busquen una identidad opuesta a la de sus padres, o quizás, solo ocupar el tiempo libre, o ahogar el sentimiento de soledad, y encontrar un grupo de personas donde ampararse ante las exigencias del sistema. Lamentablemente, la música actual se caracteriza por tener cada día más mensajes violentos, depresivos, sexuales y consumistas. Sin embargo, la música en sí no es un peligro para un adolescente cuya vida es feliz y saludable. Por eso, es recomendable que los padres presten atención a lo que compran sus hijos, lo que ven en su computadora, lo que escuchan, ayudarles a identificar la música que puede ser destructiva: Una discusión abierta libre de crítica puede ser de ayuda. En caso que el adolescente demuestre tener una preocupación persistente por la música que tiene temas destructivos y han generado cambios en su comportamiento, como el aislamiento o la depresión se recomienda hacerle una evaluación por un profesional de la salud.
Las canciones siempre han jugado un papel importante en la transmisión de la cultura y el aprendizaje. Todos sabemos que los niños aprenden mucho por lo que ven y por lo que escuchan. Por eso, algunos programas de televisión como Discovery Kids, Disney Channel y Cartoon Networds han usado con mucha eficacia la combinación de palabras, música y dibujos animados para lograr el aprendizaje.
Los adolescentes no están excluidos del tema, es común observar un mp3, mp4, Ipod, celulares con mp3 o video dentro de sus pertenencias más valiosas y cotidianas, teniendo acceso a diferentes estilos musicales. Estilos que unen a jóvenes de puntos muy diferentes de la sociedad como vemos en Youtube.com.
En un mundo que tiende a la homogeneidad la música parece ser la última salida donde el adolescente puede mostrar una diferencia. Quizás busquen una identidad opuesta a la de sus padres, o quizás, solo ocupar el tiempo libre, o ahogar el sentimiento de soledad, y encontrar un grupo de personas donde ampararse ante las exigencias del sistema. Lamentablemente, la música actual se caracteriza por tener cada día más mensajes violentos, depresivos, sexuales y consumistas. Sin embargo, la música en sí no es un peligro para un adolescente cuya vida es feliz y saludable. Por eso, es recomendable que los padres presten atención a lo que compran sus hijos, lo que ven en su computadora, lo que escuchan, ayudarles a identificar la música que puede ser destructiva: Una discusión abierta libre de crítica puede ser de ayuda. En caso que el adolescente demuestre tener una preocupación persistente por la música que tiene temas destructivos y han generado cambios en su comportamiento, como el aislamiento o la depresión se recomienda hacerle una evaluación por un profesional de la salud.
Recuerda Papá y Mamá: “El compartir gustos musicales entre varias generaciones de la familia puede ser una experiencia muy placentera y saludable”. 
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