¡Bienvenidos!


martes, 16 de octubre de 2012

La Importancia de la Psicomotricidad en edades tempranas

La Motricidad Fina
 
La motricidad fina  se refiere a los movimientos realizados por una o varias partes del cuerpo, que no tienen una amplitud sino que son movimientos más concretos. La motricidad fina se inicia hacia el año y medio, cuando el niño, sin ningún aprendizaje y quizás movido por su instinto, empieza a poner objetos uno encima de otro, a hacer borrones con lápices o cambiar las cosas de sitio.
  
El desarrollo de la motricidad fina juega un papel central en el aumento de la inteligencia, debido a que se experimenta y aprende sobre su entorno. Las habilidades de motricidad fina se desarrollan en un orden progresivo, aunque se pueden dar grandes progresos y estancamientos o retrocesos sin consecuencias para el desarrollo normal del niño.
Los aspectos de la motricidad fina que se pueden trabajar a nivel escolar y educativo en general son:
 
1- Coordinación Viso-Manual
  La coordinación manual llevará a dominar su mano. Los elementos más afectados, que intervienen  directamente en este proceso son la mano, la muñeca, el brazo y el antebrazo. Es muy importante tenerlo en cuenta ya que antes de que el niño pueda controlar sus movimientos en un espacio reducido como es un papel, será necesario que pueda trabajar y dominar este gesto más ampliamente en el suelo, pizarra y con elementos de poca precisión. Las actividades que ayudan a desarrollo la coordinación viso-manual son pintar, punzar, recortar, moldear, dibujar, colorear, etc.
 
2- Coordinación Facial
  Este es un aspecto  de suma importancia  ya que tiene  dos  componentes:
 
   - El dominio muscular
   - La posibilidad de comunicación y  relación que  tenemos  con la  gente que  nos  rodea a través de nuestro cuerpo y  especialmente de nuestros gestos voluntarios e involuntarios de la cara.
   
Es parte importante en la comunicación del niño y se debe facilitar que controle y domine muscularmente su cara. Su importancia se debe a que permitirá expresar emociones, sentimientos y le ayudará a relacionarse con los demás, pues su cara dirá con gestos lo que no sepa o pueda explicar con palabras.
 
La motricidad gruesa

Es la parte de la motricidad referente a los movimientos de los músculos que afectan a la locomoción o del desarrollo postural como andar, correr, saltar, etc., es decir, todo lo que tenga que ver con el desarrollo del niño que afectan a grupos de músculos sin tener en cuenta el detalle o la precisión que requiere la motricidad fina. A continuación detallaremos el desarrollo de la motricidad gruesa:
 
 
 
 
 
 
0 a 6 meses: Dependencia completa de la actividad refleja, en especial la succión. Hacia los  tres o cuatro meses se inician los movimientos voluntarios debido a estímulos externos.

6 meses a 1 año: Se caracteriza por la organización de las nuevas posibilidades del movimiento. Se observa una movilidad más grande que se integra con la elaboración del espacio y del tiempo. Esta organización sigue estrechamente ligada con la del tono muscular y la maduración propia del proceso de crecimiento.  Cerca del año, algunos niños caminan con ayuda.

1 a 2 años: alrededor del año y medio el niño anda solo y puede subir escalones con ayuda. Su curiosidad le hace tocar todo y se puede sentar en una silla, agacharse, etc., A los 2 años el niño corre y puede saltar con los dos pies juntos. Se pone en cuclillas, sube y baja las escaleras sintiendo el apoyo de la pared.  
 
3 a 4 años: se consolida lo adquirido hasta el momento, se corre sin problemas, se suben y bajan escaleras sin ayuda ni apoyos, pueden ir de puntillas andando sobre las mismas sin problemas. Al llegar a los 4 años se puede ir solo con un pie,  el movimiento motor a lo largo del año se irá perfeccionando hasta poder saltar, mover, subir y bajar por todas partes.

5 a 7 años:  El equilibrio entra en la fase determinante, donde se adquiere total autonomía en este sentido a lo largo de este período. En esta fase, se automatizan los conocimientos adquiridos hasta el momento, que serán la base de los nuevos conocimientos tanto internos como socio-afectivos. Las posibilidades que se abren al niño delante de las siguientes fases de crecimiento (adolescencia, pubertad) hasta llegar al desarrollo completo vendrán marcadas ineludiblemente por lo adquirido y consolidado en estas etapas.


Es importante saber que:
A partir de los 7 años la maduración está prácticamente completada, por lo que a partir de ahora y hasta los 12 años es el momento oportuno para realizar actividades que favorezcan el equilibrio y la coordinación de movimientos.